Se realizan diversas actividades, desde la evaluación de las necesidades del cliente hasta la implementación de soluciones tecnológicas adecuadas. Esto implica analizar los sistemas existentes, diseñar estrategias, capacitar al personal, ofrecer soporte continuo, realizar auditorías periódicas y proporcionar asesoramiento estratégico. Estas acciones están destinadas a mejorar la infraestructura tecnológica del cliente, optimizar los procesos empresariales y alcanzar sus objetivos comerciales a largo plazo mediante una gestión efectiva de la tecnología.