Las tarjetas de crédito son una de las formas más comunes de pago que usamos hoy en día, tanto para compras cotidianas como para cubrir necesidades imprevistas. Sin embargo, dentro del universo de las tarjetas de crédito, existen algunas que ofrecen características especiales, como las tarjetas revolving. Si alguna vez te has preguntado qué son, cómo funcionan y si realmente vale la pena tener una de estas tarjetas, este artículo te proporcionará toda la información necesaria. Además, hablaremos de los riesgos y las ventajas que ofrecen para que puedas tomar una decisión informada sobre si utilizarlas o no.
¿Qué son las tarjetas revolving?
Las tarjetas revolving son un tipo de tarjeta de crédito que permite aplazar los pagos aunque no se disponga de fondos en la cuenta asociada. Es decir, el principal atractivo de este tipo de tarjeta es que puedes gastar dinero sin tenerlo disponible inmediatamente, y en lugar de realizar el pago total de la deuda al final del mes, puedes pagar solo una parte de la deuda y diferir el resto.
El proceso es similar al de un préstamo personal, ya que al utilizar la tarjeta de esta forma, lo que realmente estás haciendo es pedir un préstamo a la entidad emisora. Este préstamo, sin embargo, tiene características especiales y no siempre es fácil de entender, lo que puede llevar a muchos consumidores a caer en un ciclo de endeudamiento difícil de salir.
¿Cómo funcionan las tarjetas revolving?
El funcionamiento de las tarjetas revolving se basa en una estructura de pagos flexible. A diferencia de una tarjeta de crédito tradicional, que requiere que el total de la deuda sea saldado en una fecha determinada, con una tarjeta revolving puedes decidir cuánto dinero pagar cada mes.
Sin embargo, los pagos se hacen en cuotas, que suelen aplicarse a través de dos modalidades:
- Pagar una cantidad fija: En este caso, el titular de la tarjeta se compromete a pagar una cuota fija cada mes hasta saldar la deuda. El importe de esta cuota se acuerda al momento de la contratación de la tarjeta, y en algunos casos, existen límites mínimos y máximos que puedes pagar.
- Pagar un porcentaje de la deuda: En lugar de establecer una cuota fija, algunas tarjetas revolving permiten pagar un porcentaje de la deuda total cada mes. Este porcentaje suele estar entre el 5% y el 25% de la deuda, lo que significa que el titular de la tarjeta debe pagar una parte proporcional de lo que debe.
El funcionamiento de estas tarjetas puede parecer atractivo por su flexibilidad, pero a largo plazo, el coste del crédito puede ser considerablemente alto debido a los intereses y comisiones que se aplican.
Los altos intereses y el riesgo de endeudamiento
Uno de los principales problemas de las tarjetas revolving es que, aunque al principio pueden parecer una solución conveniente para aplazar pagos, los intereses pueden ser muy altos. Esto significa que a medida que vas aplazando el pago de la deuda, esta puede crecer rápidamente, convirtiéndose en un ciclo difícil de romper.
Los intereses de las tarjetas revolving suelen ser mucho más altos que los de las tarjetas de crédito tradicionales. Por ejemplo, las tasas de interés de una tarjeta revolving pueden superar fácilmente el 20% anual, lo que significa que si no pagas la deuda de forma rápida, terminarás pagando una cantidad mucho mayor de lo que originalmente debías. En algunos casos, este tipo de intereses puede llevar a los usuarios a un endeudamiento interminable si no son capaces de cubrir las cuotas mínimas.
A menudo, las entidades emisoras de estas tarjetas intentan hacer que este tipo de crédito sea atractivo mediante publicidad que resalta la flexibilidad del pago, pero omiten advertir sobre los elevados intereses que se aplican cuando se opta por aplazar los pagos. Esto hace que muchos consumidores no comprendan completamente el coste real de utilizar una tarjeta revolving.
El ciclo de endeudamiento de las tarjetas revolving
Una de las grandes preocupaciones con las tarjetas revolving es que pueden fácilmente atrapar al usuario en un ciclo de deuda difícil de romper. El principal problema radica en la forma en que los pagos aplazados se estructuran. Como ya hemos mencionado, puedes optar por pagar solo una pequeña parte de la deuda, pero a medida que haces esto, los intereses siguen aumentando sobre el saldo pendiente. De esta forma, aunque pagues de manera regular, el saldo de la deuda no disminuye de forma significativa.
Con el tiempo, esto puede resultar en que los usuarios terminen pagando una cantidad mucho mayor de lo que originalmente gastaron. En algunos casos, los pagos mensuales pueden llegar a ser solo una pequeña fracción de lo que se debe, lo que hace que la deuda siga acumulándose y que los intereses no paren de crecer.
Este ciclo de endeudamiento puede ser especialmente perjudicial para las personas que no tienen una fuente de ingresos estable o que ya están enfrentando problemas financieros. Las entidades emisoras, por su parte, se benefician de esta situación, ya que los intereses y las comisiones que cobran generan grandes ingresos. A menudo, los consumidores no se dan cuenta de lo que implica realmente este tipo de crédito hasta que se ven atrapados en el ciclo de deuda.
¿Vale la pena tener una tarjeta revolving?
Las tarjetas revolving pueden parecer atractivas por su flexibilidad y por la posibilidad de disponer de fondos adicionales en momentos de necesidad. Sin embargo, como hemos explicado, este tipo de crédito puede ser muy arriesgado si no se utiliza con precaución. A continuación, te presentamos algunos factores a considerar antes de decidir si realmente vale la pena tener una tarjeta revolving:
- Intereses elevados: Las tasas de interés de las tarjetas revolving son mucho más altas que las de las tarjetas de crédito tradicionales. Si no pagas el saldo completo cada mes, los intereses crecerán rápidamente, lo que incrementará considerablemente el coste de tus compras.
- Riesgo de endeudamiento: Debido a la estructura de pagos, puedes caer fácilmente en un ciclo de deuda. Si solo pagas la cuota mínima mensual, es probable que tu saldo de deuda siga siendo alto durante mucho tiempo.
- Falta de transparencia: En algunos casos, las entidades emisoras no son completamente transparentes sobre los costes y las condiciones del crédito revolving. Esto puede llevar a confusión y, en última instancia, a que el consumidor se vea atrapado en una situación financiera complicada.
- Alternativas más baratas: Si necesitas financiación, puede ser más conveniente buscar otras alternativas de crédito, como los préstamos personales, que suelen tener tasas de interés más bajas.
¿Cómo evitar los problemas con las tarjetas revolving?
Si decides usar una tarjeta revolving, es fundamental que lo hagas con precaución. Aquí te dejamos algunos consejos para evitar caer en el ciclo de endeudamiento:
- Paga más que la cuota mínima: Si optas por aplazar los pagos, intenta siempre pagar más que la cuota mínima establecida. Esto reducirá el saldo pendiente más rápidamente y disminuirá los intereses que tienes que pagar.
- No utilices la tarjeta para gastos no esenciales: Evita usar la tarjeta revolving para compras impulsivas o no necesarias. Asegúrate de que solo utilices esta tarjeta para situaciones en las que realmente necesitas el crédito.
- Revisa las condiciones: Antes de solicitar una tarjeta revolving, asegúrate de comprender completamente los términos y condiciones, incluidos los intereses, las comisiones y las formas de pago.
- Crea un plan de pago: Si ya tienes una deuda pendiente, establece un plan claro para pagarla lo antes posible. Asegúrate de que el pago que hagas cada mes sea suficiente para reducir la deuda de forma significativa.
Conclusión
Las tarjetas revolving pueden ser una herramienta útil en algunos casos, pero también conllevan riesgos importantes. La flexibilidad en los pagos puede ser atractiva, pero los elevados intereses y el potencial de caer en un ciclo de deuda hacen que este tipo de crédito sea peligroso si no se usa con responsabilidad. Si decides optar por una tarjeta revolving, es fundamental que entiendas cómo funciona, cuáles son los riesgos involucrados y cómo puedes gestionar de manera efectiva tus pagos para evitar problemas financieros a largo plazo.
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